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PROXIMA PEREGRINACION DIOCESANA A LOURDES: DEL 21 AL 24 DE JUNIO DEL 2025
INSCRIPCIONES A PARTIR DEL 28 DE ABRIL 2025

BREVE HISTORIA DE LAS APARICIONES EN LOURDES
Historia:
Bernadette Soubirous, una adolescente pobre y analfabeta de catorce años de edad, aseguró haber visto en dieciocho ocasiones a una Señora en la Gruta de Massabielle, al occidente de Lourdes entre el 14 de febrero y el 16 de julio de 1858. En la tercera aparición, la niña dijo haber hablado con la Señora en gascón, dialecto occitano que se usa en la zona, la cual se dirigió a ella usando el "usted" (voi) de cortesía y pidiéndole: "¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?" (Boulet aoue era gracia de bié aci penden quinze dias?).
Bernadette le prometió que lo haría. A su vez, la Señora le anunció que no le prometía hacerla feliz en este mundo, sino en el otro.
En sucesivas apariciones, el mensaje fue tomando cuerpo:
- Invitación a la penitencia y a la oración por los pecadores (21 de febrero).
-Invitación a vivir una pobreza más evangélica.
- Solicitud de que se hicieran procesiones a la gruta y le fuera erigida allí una capilla (2 de marzo).
El 25 de febrero, según testificó Bernadette, la Virgen le dijo que fuera a tomar agua de la fuente y que comiera de las plantas que crecían libremente allí. Ella interpretó que debía ir a tomar agua del cercano río Gave y hacia allá se dirigió. Pero la Señora le enseñó con el dedo que escarbara en el suelo. Al excavar en el fango e intentar beber, Bernadette ensució su rostro, y sus gestos y apariencia fueron motivo de escepticismo por parte de muchas de las 350 personas presentes, ya que el manantial no se manifestó de inmediato. Sin embargo, poco después surgió una fuente de agua que, hasta el día de hoy, es meta de peregrinaciones por parte de muchos católicos y que ha sido testigo de numerosos milagros.
El manantial que brotó aquel 25 de febrero de 1858 produce cien mil litros de agua por día, de forma continua desde aquella fecha hasta nuestros días.
Ante la reiterada petición de Bernardette de que revelara su nombre, el 25 de marzo de 1858 (en su decimosexta aparición) la Señora le dijo en dialecto occitano : "Que soy era Immaculada Councepciou" ("Yo soy la Inmaculada Concepción"). El dogma católico de la Inmaculada Concepción de la Virgen María había sido solemnemente proclamado el 8 de diciembre de 1854, tres años antes. La expresión resultaba ajena al vocabulario de Bernadette y, en principio, fue motivo de desconcierto, tanto en el padre Peyramale -párroco de Lourdes- como en otras autoridades eclesiásticas y civiles. Sin embargo, Bernadette Soubirous mantuvo una actitud de calma durante los interrogatorios que se le hicieron, sin cambiar su historia ni su actitud, ni pretender tener un conocimiento más allá de lo dicho respecto de las visiones descritas.
TRASCENDENCIA Y APROBACION ECLESIASTICA
Bernadette y la aparición de la Virgen María
El último interrogatorio ante la comisión eclesiástica, presidida por el obispo de Tarbes, Laurence, fue el 1 de diciembre de 1860. El anciano obispo terminó emocionado, al repetir Bernadette el gesto y las palabras que la Virgen hiciera el 25 de marzo de 1858: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
El 18 de enero de 1862, el obispo de Tarbes publicó la carta pastoral con la cual declaró que "la Inmaculada Madre de Dios se ha aparecido verdaderamente a Bernardita". En ese mismo año, el papa Pío IX autorizó al obispo local para que permitiera la veneración de la Virgen María en Lourdes. Desde entonces los diversos pontífices han apoyado de varias formas la devoción y la peregrinación a un santuario que fue surgiendo con el tiempo, el Santuario de Lourdes.
El papa Pío X extendió la celebración de la memoria a toda la Iglesia. El papa Pío XI ratificó definitivamente la celebración de Nuestra Señora de Lourdes al beatificar a Bernadette Soubirous el 6 de junio de 1925, y canonizarla en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción del Año Santo de la Redención, el 8 de diciembre de 1933. En 1937, el mismo Pío XI nombró a Eugenio Pacelli como delegado papal para visitar y venerar personalmente a la Virgen en Lourdes. El 8 de septiembre de 1953, en conmemoración del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción, el papa Pío XII, decretó en su Carta Encíclica Fulgens Corona la celebración de un Año Mariano (el primero en la historia de la Iglesia católica) en todo el mundo.
Bien entendieron esto, como era natural, los fieles, que en muchedumbres casi innumerables, acudiendo de todas las partes en piadosas peregrinaciones a la gruta de Lourdes, reavivaron su fe, estimularon su piedad y se esforzaron por ajustar su vida a los preceptos de Cristo (...)"
.-El calendario litúrgico católico celebra la Festividad de Nuestra Señora de Lourdes el día de la primera aparición, es decir, el 11 de febrero.
-En 1992, el papa Juan Pablo II instituyó la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo a realizarse el 11 de febrero de cada año, en memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes.
En 1983 y 2004, Juan Pablo II en persona visitó Lourdes, al igual que lo haría su sucesor Benedicto XVI el 15 de septiembre de 2008, en conmemoración del 150 aniversario de las apariciones de 1858.
Hoy, el Santuario de Lourdes es uno de los sitios principales de peregrinaje católico en el mundo. Con una población de aproximadamente 15 000 habitantes, Lourdes recibe actualmente la visita de unos 8 000 000 de peregrinos por año.
SANTA BERNARDITA SOUBIRUS,

Nacida en Lourdes y muerta, a los 35 años de edad en el convento de Nevers. su cuerpo continua incorrupto, expuesto en un feretro de cristal.
(mâs informacion en paginas posteriores)
ORACION A SANTA BERNARDITA
¡Oh bienaventurada Bernardita!
Acuérdate que la Virgen
te dijo en la Gruta:
"Ruega por los pecadores",
para que se conviertan
y hagan penitencia.
Ruega por mí, pecador,
para que Dios perdone mis pecados.
Ruega por mí a María Inmaculada,
pues confío en que te concederá
cuanto la pidas,
porque fuiste su confidente
en la Gruta de Lourdes.
Así como Ella te prometió
"hacerte feliz en el otro mundo",
te concederá que hagas felices
a los que devotamente acudan a ti.
A ti, pues, acudo humildemente,
suplicándote no me dejes
ni me abandones
hasta verme contigo en el cielo.
Amén.